Descubre El Grifo Un Animal Mitológico

Como ya bien sabe, la mitología ejercía un gran peso en la sociedad de la Antigua Grecia, esta estaba incluida en cada uno de los elementos que conforman su cultura. Debido a su destreza y agilidad, una de sus criaturas más adoradas fue el mítico híbrido mitad-águila, mitad-león. Aquí todo sobre él y su interesante historia, quédate con nosotros y aprendamos sobre el Grifo un animal legendario.

GRIFO UN ANIMAL

El Grifo un animal mitológico

Un Grifo es un ser mitológico cuyo cuerpo, cola y cuartos traseros pertenecen a la de un león, mientras que su parte delantera: cabeza, alas y talones, son exactamente como la de un de águila. Al igual que el león, esta especie desenvolvía el papel del soberano de las bestias, y el gran monarca de las aves. Asimismo, era considerado como el líder supremo de todas las criaturas, gracias a su majestuosidad y extraordinario poderío.

Se le conocía por ser un magnífico guardián de tesoros y posesiones divinas. En la mitología antigua, esta ave de enorme tamaño poseía una excepcional destreza para volar y defenderse, debido a sus hermosas alas, patas musculosas y filosas garras, tal cual y como lo hace el rey de la selva.

El espléndido y radiante plumaje que lo arropa, generaba un poder visual natural sin precedentes. Así como sucede con el resto de muchas figuras mitológicas griegas, aún no se sabe a ciencia exacta si realmente existió, motivo por el cual todavía se percibe como un mito. A menudo se le comparaba con la Esfinge, un demonio de destrucción y mala suerte, caracterizado por tener rostro de mujer, cuerpo de león y alas en la parte trasera.

Etimología

Actualmente, la derivación de esta palabra sigue siendo incierta, puesto que con frecuencia se vincula con el término griego “gryphos”, que se traduce al español como «curvo» o «ganchudo”, entendiéndose de este modo como el principal significado de «Grifo» en la cultura griega. De igual forma, cabe destacar que puede tratarse de un préstamo lingüístico proveniente de alguna lengua semítica antigua con la misma raíz que dio origen al hebreo “kruv”, querubín, como el acadio “karūbu”, criatura alada.

Origen

Aunque el grifo está mucho más presente en el arte y la cultura popular de la Antigua Grecia, existen un sinfín de evidencias y representaciones de dicha criatura a lo largo de la historia de la humanidad. En base a las historias de diversas civilizaciones, este magnífico ejemplar se relaciona con distintas fechas, ubicaciones geográficas y probables apariciones.

Según una hipótesis propuesta principalmente por la ilustre historiadora estadounidense Adrienne Mayor, el origen del grifo se remonta a las observaciones paleontológicas realizadas por comerciantes, que se transportaban al continente europeo a través de la Ruta de la Seda por el Desierto de Gobi, en Mongolia. Allí hallaron los fósiles blancos del Protoceratops, los cuales yacían expuestos frente al suelo rojizo.

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Tales fósiles, pudieron haber sido interpretados como una especie animal del género de las aves, con parecido a bestia. Con cada una de las narraciones posteriores, y demás réplicas de ilustraciones, su garganta ósea, sumamente endeble y que tendía estar rota o desgastada en su totalidad, pudo haberse convertido en las largas orejas del mamífero y, su pico, pudo ser comprendido como una prueba irrefutable de que era un ave, sumándole las alas. A partir de allí, en la antigüedad fue un claro reflejo de un símbolo del poder celestial y la custodia de lo divino.

Los griegos a menudo lo asociaban con la mítica figura de una de las deidades principales de su cultura, Apolo. Mientras que simultáneamente se imaginaban que este custodiaba, y se regodeaba, encima de una inmensa montaña de oro.  Se relata que solía pasar las heladas temporadas de invierno en tierras del pueblo hiperbóreo.

En Oriente Medio, puntualmente en la zona de Egipto, a causa de sus muchas similitudes se le comparaba con la Esfinge, pues su apariencia se podría definir como la de un león alado. Por su parte, la civilización romana estableció que su relación se encontraba con la magnificente Némesis, diosa de la justicia retributiva, la solidaridad, el equilibrio, la fortuna y la venganza.

Características

Durante muchísimos años, se tuvo la creencia de que el mito de los grifos surgió en los países del Medio Oriente, y que en épocas de invierno estos se marchaban a territorios aislados y desconocidos con montañas rocosas, en donde constituían un sinnúmero de nidos y, además, escondían sus valiosos lingotes de oro.

Luego de esto, el grifo en la mitología obtuvo una impresionante trascendencia, puesto que ya por sí mismo eran la más extraordinaria representación de fortaleza, velocidad, dominio, estrategia y resguardo.

Razón por la que se plasmó en diversas obras artísticas e inclusive, se colocó en numerosas armas de importantes guerreros, como es el caso de la trascendente deidad Atenea, diosa de la guerra, la sabiduría, la civilización, la estrategia en combate, las ciencias, la justicia y la habilidad. Es muy conocido tanto en la cosmogonía griega como en la romana, en ambas se le atribuye el mismo significado y relevancia.

Gran parte de sus estatuas están elaboradas con talones de ave, pese a que en ciertas ilustraciones antiguas cuenta con cuartos delanteros de león, cuando por lo general tiene cuartos traseros de león. En cuanto a su cabeza, esta es tipo aguileña, con orejas bastante sobresalientes, descritas frecuentemente como orejas de león, pero varían mucho. A veces son alargadas parecidas a las de un cabello, y en otras ocasiones, son repletas de plumas.

Aunque es poco común, en algunas oportunidades muy puntuales ha sido personificado sin alas, como un león fuera de lo habitual con cabeza de águila, y púas en vez de alas. A raíz de la aparición del campo de estudio de la heráldica en el siglo XV, a esta criatura se le empezó a denominar*como «Alce» o «Keythong». De igual manera, la bestia mítica egipcia llamada hieracoesfinge, también posee una anatomía que se asemeja a la de un león, pero con cabeza de halcón (Horus) y con carencia de alas.

La única variante de grifo que existe con cuatro patas de león, ha sido vista en un escudo inglés de la heráldica tardía, este era nombrado como Opinico (Opinicus) y solía estar representado con un cuello y un rabo muy similar a los de un camello. En otros escritos se propone que algunos grifos disponían de una cola con forma de serpiente, cuya finalidad era la de atrapar a sus presas y lograr inmovilizarlos.

Sin embargo, en líneas generales los grifos son aves de grandes proporciones que pueden llegar a medir unos tres metros de altura e inclusive mucho más. Gracias a su hibridez, la mezcla peculiar entre la vista de un águila y la perspicacia de un león, tienen la capacidad de atacar a sus presas en manadas, siendo las más populares los caballos, posándose sobre ellos haciendo uso de sus garras y picos como armas letales.

Su alimento predilecto era la carne de équido, por lo que era habitual verlos asediándolos y cuando lo lograban, los elevaban por los aires como señal de victoria. Los grifos no ejercían la caza como método de diversión, únicamente para alimentarse, la practicaban en grupos realmente pequeños, menores a los doce individuos.

Tantas eran sus habilidades, que eran capaces de combatir en el aire y arrojarse en picada con la ayuda de su propio peso corporal. Debido a sus múltiples particularidades físicas, podían ser empleados como medio de transporte, sólo que con un previo adiestramiento.

Labor que requería de mucho tiempo a causa de su ferocidad y carácter celoso. Una vez que se lograba el objetivo, el animal sólo le hacía caso a su jinete. Él y su jinete quedaban permanentemente enlazados de por vida, era muy común que fuese montado por duendes silvestres, ya que ambos mantenían una magnífica comunicación.

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Como consecuencia de su prominente tamaño, les era fácil imponer miedo y respeto. No obstante, tal jerarquía también se la habían ganado, pues eran muy valerosos, luchaban contra cualquier criatura que consideraban una posible amenaza sin pensarlo dos veces. Como resultado de ello, contaron con una gran receptividad por generaciones entre los diversos linajes de la realeza griega.

Mitos y leyendas

Como ya lo mencionamos varias veces, en la mitología el grifo era un ser que se asemejaba a la esfinge, dado que posee una apariencia de león con alas y cabeza aguileña. Los orígenes datan hasta Oriente Medio, y a la cultura egipcia desde tiempos ancestrales. Está estrechamente relacionado en el caso griego con uno de sus dioses primarios, Apolo, al cual le gustaba pasar el invierno en la región Hiperbórea, al norte de Tracia, con una estirpe que habitaba en las áreas más nórdicas de toda Europa.

De acuerdo con una leyenda griega de hace muchos siglos de antigüedad, los grifos eran especies muy extrañas, difíciles de hallar y muchísimo más complejas de capturar. Por tal motivo, el dios Apolo se fijó como meta hacer lo imposible, y se aventuró en la búsqueda de aunque sea, un solo ejemplar.

Y sí, este logró regresar cabalgando un extraordinario y peculiar grifo. Luego de ello, las criaturas se dedicaron a salvaguardar los tesoros de Apolo y, de igual manera, las cráteras de Dioniso, dios del vino y la fertilidad. La civilización griega asevera que, los grifos merodeaban en dicho lugar, para proteger una impresionante cantidad de oro sólido. Se presume que el único capaz de robar todas las riquezas que protegían, fue una figura de un solo ojo que llevaba por nombre Arimaspe.

Con respecto a la sociedad romana, esta no asociaba al ser mitológico con Apolo, sino más bien con Némesis, hija de los dioses primordiales y hermanos, Nix y Érebo. Esta era la deidad encargada de la venganza, la solidaridad y el equilibrio. Además, era la responsable de impartir castigo a los desobedientes, especialmente a aquellos niños que ofendían a sus padres o no hacían lo que se les pedía.

Sin embargo, el concepto mitológico de los grifos no era de gran trascendencia en ninguna de las dos culturas, sólo que como personajes divinos eran un tópico popular en el mundo artístico. Tanta fue su influencia en el arte, que llegaron a engalanar cada una de las paredes del salón del trono del Palacio de Cnosos, en Creta, cuya construcción se remonta hacia el año 2000 a. C.

Dicho palacio, se cree que fue propiedad del rey semilegendario Minos, hijo de Zeus y Europa, y hermano de Radamantis y Sarpedón. Este rey aún hoy en día se encuentra entre la frontera del mito y la realidad. En su espacio se podían ubicar infinidades de figuras y retratos, en el que es expuesto el extraordinario aspecto físico de esta imponente criatura. Desde ese período, tanto en la civilización griega como en la romana, el grifo ha sido parte de su formación arquitectónica, escultórica y pictórica.

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En otros lugares mucho más apartados como la India, tenían la importantísima labor de cuidar las montañas del territorio, en las que había múltiples yacimientos de oro, puesto que en esa región existía un gran criadero de la especie. Por consiguiente, los explotadores del fino metal se vieron en la obligación de desarrollar tácticas especiales, para así lograr retirar de manera exitosa todas sus riquezas sin ser víctimas de un inminente ataque territorial.

En muchos escritos antiguos, se ve reflejado todo lo que tenían que pasar los cazadores para obtener el cuerpo de un grifo. Cuando por fin lo lograban, estos aprovechaban su enorme y firme estructura sólida, para poder fabricar variadas armas, tales como: el empleo de sus costillas para la creación de un sólido y robusto arco. Por otra parte, a partir de sus garras hacían filosos cuchillos y copas de un alto valor comercial. Así como el resto de los personajes mitológicos griegos, no se tiene certeza de si existió o no.

Curiosidades

  • En comparación con el rey de la selva que puede tener varias parejas al mismo tiempo, el grifo a lo largo de su vida solo tenía una. En el dado caso de que esta llegara a fallecer, simplemente se quedaban solos hasta morir.
  • A diferencia de las aves, las grifos hembras se encargan de la protección de sus crías hasta que se convierten en adultas o les llega el momento de su mutación completa.
  • Al tratarse de un animal de gran tamaño, sus implacables garras eran utilizadas para la elaboración de tazas y copas. En cuanto a sus costillas, estas se usaban para la producción de arcos y flechas.
  • Al igual que el león, los grifos convivían en grupos pequeños, en los cuales el líder era aquel que tuviese la mayor edad entre todos.
  • Su figura puede ser hallada en diversos escudos familiares y banderas de reinados, motivo por el cual se le considera como un emblema Heráldico de gran trascendencia.
  • Está representado en muchísimas pinturas y manifestaciones artísticas de la civilización babilónica, asiria y persa.
  • Es un ser importante en la cultura hinduista, en donde se asegura que es capaz de controlar cinco elementos. En la zona de su pico, se dice que poseía un orificio por el cual lanzaba fuego y, por su boca, escupía viento helado con todas sus fuerzas. Además, al agitar sus alas producía con facilidad maremotos, mientras que sí rugía generaba sismos.
  • La especie cuenta con una estrecha relación con el célebre Rey Minos, ya que en su palacio se registran variadas imágenes y retratos con sus características físicas.

Otros nombres del Grifo en la mitología

Se dice que los grifos pertenecen a distintos territorios del continente asiático y europeo por lo que, en base a su localidad, se le asignan diversos nombres a la especie. A continuación, explicaremos los más resaltantes:

Lammasu

En la mitología asiria, Lammasu era una deidad protectora, cuya representación era la de un ser híbrido legendario con cuerpo de toro o león, alas de águila y cabeza de hombre. En ciertos textos su nombre se utiliza para hacer referencia a una divinidad femenina. Su versión masculina es denominada como Shedu. Lammasu es el símbolo mesopotámico del zodiaco, las estrellas-padre y las constelaciones.

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Estos grandes hombres-toro alados se originaron en Asiria como elementos apotropaicos, es decir, como mecanismo de defensa mágico o sobrenatural para proteger a sus comunidades de la maldad. A menudo sus estatuas se colocaban en pareja en las puertas de las ciudades o de los palacios de los monarcas.

Aunado a su cualidad protectora, esta deidad también tenía como objetivo principal infundir temor y respeto en los espíritus y enemigos del territorio. De hecho, existe una leyenda que expresa que mataban a todo hombre que se acercara a sus tierras, a menos que fuese de buenos sentimientos.

En Mesopotamia, a los toros se le asociaba con las corrientes de agua que llevaban a la fertilidad, al poderío, al tener los pies sobre la tierra, tal y como se puede apreciar en sus resistentes pezuñas. Al humano, con la inteligencia misma, por consiguiente, este ser celestial es la clara imagen de la sabiduría y la prosperidad. Recreaba el equilibrio que debía haber entre el cielo, la tierra y el agua, lo que propiciaba que fuese un intermediario entre el hombre y los dioses. Los pueblos acadios vinculan al dios Papa Sukkal con Lamassu, y al dios Išum con Shedu.

Tras el paso del tiempo, la cultura judía estuvo notablemente influenciada por la iconografía de los asirios. Se han hallado textos, en donde el profeta hebreo Ezequiel, plasmó una criatura fantástica con un aspecto similar al de un ser humano, pero con partes de león, águila y toro. Luego de ello, específicamente en el período cristiano antiguo, los cuatro evangelios de la biblia se adscribieron a cada uno de estos elementos. En el momento en qué se exhibieron en las bellas artes, dicha imagen se nombró como Tetramorfo.

Anzú

Anzû o Imdugud, es el título dado a un dios o un monstruo menor, de la mitología mesopotámica, el cual personifica al Viento del Sur y las nubes de tormenta. Con frecuencia, su nombre se utiliza para escribir la palabra niebla. Anzû proviene de las creencias acadias, mientras que Imdugud es originario del pueblo sumerio.

Es representado como un gran hombre pájaro que respira agua y fuego al mismo tiempo, de forma parecida a la de su madre, la diosa Siris. Se le presenta como un grifo rodeado de cabras y, un poco diferente a lo que se está acostumbrado, como un ave con cabeza de león, para que así sus rugidos se conecten con los truenos.

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No obstante, en otras oportunidades se le reseña como un animal con cabeza de águila y un pico muy parecido a una cierra. El peculiar poder de este híbrido es el de ser capaz de ocasionar torbellinos y tormentas de arena a través del aleteo de sus alas. Se presume que su forma temprana fue como el dios Abu, un dios relacionado también con las tormentas eléctricas. La historia de esta deidad está envuelta por muchas leyendas, una de esas el mito del Pájaro Anzû.

En él se relata cómo le robó en descuido las Tablillas de los Destinos a Enki en la versión sumeria, y a Enlil en la versión acadia, para luego esconderse en las montañas. Como resultado, el dios del cielo Anu, hizo una reunión con las demás deidades y así decidir quién sería el encargado de recuperar la tableta, Ninurta salió elegido. Este venció a Anzû con sus rayos, regresó las tablillas a su dueño legítimo y desterró al monstruo después de haber destruido la ciudad que lo adoraba, Ur. Dicho relato aparece en un sinfín de textos mesopotámicos.

Ziz

El Ziz, también conocido como Renanim, Sekwi o hijo del nido, es una monstruosa ave bastante parecida a un grifo, pero procedente* de la mitología judía. Los rabinos de esta religión aseguran que es comparable con el Simurg persa. Por su parte, los investigadores contemporáneos lo vinculan con el Imdugud sumerio y el antiguo fénix griego. Así como el Leviatán es el soberano de los mares, y Behemot el de la tierra, Zis es el rey de los aires.

Debido a su gran tamaño, cuando se posa sobre la tierra su cabeza toca el cielo y sus alas son lo suficientemente gigantes como para ser capaz de bloquear el sol y oscurecer todo. Las escrituras sagradas aseveran que fue creado con la finalidad de salvaguardar la vida de los pájaros y que, de no ser así, cada uno de los pajarillos del mundo estaría en estado de vulnerabilidad y moriría.

Asimismo, era una criatura inmortal que aterrorizaba a todo aquel malintencionado que quisiera entrar a su territorio. Al llegar el final de los tiempos, junto con el Leviatán será considerado y servido como un manjar.

Minoico

En la ancestral Creta, encontrábamos a un ser mitológico muy similar al grifo, este se llamaba Genio minoico y era muy famoso dentro de las creencias populares. En ocasiones, se le representaba con cabeza de león, de hipopótamo y otros múltiples animales. Aunado a ello, se le vinculaba con elementos como recipientes de agua, por lo cual se le veía reflejado como un portador de libaciones. Este jugaba un papel importante en varias ceremonias religiosas de la sociedad minoica.

Sus conexiones con otras bestias poderosas de la mitología son variadas, desde el grifo hasta la diosa egipcia Tueris, de la que presuntamente fue derivado. De hecho, a través de la historia, se han realizado investigaciones que aseguran que las primeras manifestaciones del genio minoico derivaron de los prototipos egipcios, en torno a los años 1800 y 1700 a. C. Con posterioridad, el genio también se convirtió en una divinidad del mundo micénico. Cada una de las representaciones hechas durante este período se encuentran a lo ancho y largo de la Grecia continental.

Garuda

En el credo hinduista y budista, Garuda es un pájaro mítico considerado como un dios menor, o al menos semidiós. Se establece como una figura antropomórfica con cuerpo de ser humano y de un color dorado, rostro totalmente blanco, pico de águila y enormes alas rojas. Se le contempla como la versión malaya del mito del ave Fénix. Asimismo, los japoneses lo conocen con el título de Karurá. Este animal gigante es bastante antiguo y, de acuerdo a muchos relatos, cuenta con la habilidad de tapar al astro rey, el Sol.

En el dharma del hinduismo, la constelación de Aquila es identificada con Garuda. Es el gran jefe de las aves y principal enemigo de la raza de las serpientes, por tal motivo les gustaba comérselas, hasta que por fin un día un príncipe budista le enseñó la importancia del vegetarianismo. Además, es el vehículo para el dios Visnú, e hijo de Vinatā y Kashiapa.

Según el sagrado texto épico-mitológico Mahabhárata, en el momento que nació Garuda, todas las deidades sintieron temor a causa de su impactante brillo corporal y asumieron que era el dios del fuego Agni, por ende, le suplicaron de todo corazón protección. A pesar de que se enteraron que no esto no era así y se dieron cuenta que estaban tratando con un bebé, siguieron alabándolo como un ser supremo y lo nombraron “Fuego y Sol”.

Las Palomaespines

Las Palomaespines son una estirpe de Grifo, de los cuales aún hoy en día se debate su ascendencia, para así determinar puntualmente si se está hablando de seres mixtos o de criaturas naturales, muy similar a lo que sucede con los centauros y una infinidad de otros seres híbridos que hallamos en la mitología mundial.

Si se detalla bien su estructura corporal, podremos observar que sus cuatro patas son idénticas, lo que las convertiría en en una vertiente de los Opinicus, en vez de grifos como tal. Son una combinación entre un águila y un leopardo, lo que ocasiona que su apariencia sea ideal para que sean empleados como mascotas o mensajeros por parte de todo tipo de elfos, humanos y humanoides.

El Arce

El Arce es claramente otra especie de grifo, pero que ha logrado ser personificado como un león con cabeza de águila, repleto de púas y carente de toda clase de alas. Pese a ello, resulta igual de atractivo y majestuoso que las vertientes anteriores.

El Grifo Wyne

Los Grifos Wyen son unas aves, que en comparación con sus parientes europeos-asiáticos, los Grifos de Hielo, se podrían considerar de un tamaño bastante compacto. Debido a su delgadez y estilización, con mucha frecuencia se les asocia con las proporciones de un burro, inclusive a veces se les confunde con cachorros grifos. Su fisionomía básicamente es la mezcla entre un águila arpía y un leopardo nebuloso.

Sus presas tienden a ser venados, monos o criaturas pequeñas, ya que no poseen demasiada fuerza física. Lo que hacen es arrojarse en picado e infligir un golpe en sus nucas, para que así se rompan sus vértebras y caigan tendidas en el suelo. Con todo y eso, disponen de una impresionante rapidez y agilidad para cazar, y poseen un pico resistente, capaz de quebrar hasta los huesos más duros. Habitan en las praderas y descansan sobre árboles realmente altos, mucho más grandes que las secuoyas.

El Grifo Polares

Al igual que la especie antecesora, los grifos polares tienen la extraordinaria característica de quebrar los huesos más duros con la ayuda de su pico, buena destreza en el aire y su dieta predilecta es a base de venados. Estos son monógamos, por lo tanto, conviven en pareja y crían a sus retoños hasta que tengan aproximadamente unos dos años y posean la suficiente habilidad como para cazar y defenderse por sí solos.

Su existencia todavía se sigue poniendo en duda, sólo que el amplio abanico de referencias que hallamos en diversas culturas, garantiza todo lo contrario. Como mucho, se encuentra extinto.

Grifo e Hipogrifo

El Hipogrifo es otra bestia mitológica que surge de la unión de un grifo con una yegua. Es mitad-águila, mitad-caballo, de modo que dispone en su parte anterior la fisionomía de un águila: cabeza, pecho, alas y garras filosas.

El protagonismo de dicha criatura híbrida y sumamente mística y hermosa, ha tenido lugar en una infinidad de relatos y fábulas, así como en poemas, cuadros, esculturas y otras manifestaciones de las bellas artes. No sólo representa magnificencia, sino también vulnerabilidad y resiliencia. Este es el claro reflejo de que no todo lo diferente es desagradable y malo, en ocasiones algo peculiar puede resultar no dañino para nadie.

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